Fuentes del sector lácteo informaron que por el cierre 500 personas se quedaron sin trabajo. También corre el peligro dos usinas, donde se perjudican 1000 empleadores.
El directorio de la empresa trabaja para frenar una deuda que se ha tornado impagable y creciente, por acumulación de intereses, pero también por gastos corrientes en una estructura que quedó desbordada por el derrumbe de la actividad que provocaron las inundaciones en la cuenca lechera. Provocando la reducción a la mitad la oferta de leche fluida, y el receso del consumo doméstico.
Se abocó a un riguroso plan de reestructuración que se manifestó en la decisión de cerrar cuatro plantas, que en conjunto empleaban a unas 500 personas, como primer paso para reducir de 15 a 9 establecimientos en operación y achicar la nómina de 4.000 a 2.500 trabajadores. De ahí que aún peligran los puestos de otras 1.000 familias.
La Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) aclaró en un comunicado que Sancor confirmó «la necesidad de producir una reestructuración en la empresa» que implique un «achique en la cantidad de plantas, usando los mismos procedimientos que se han usado en el pasado como son los retiros voluntarios, las jubilaciones y los traslados».
A partir del lunes las plantas no recibirán mas materia prima, para que la producción empiece a decaer. Medida tomada por la empresa. Las empresas afectadas son: Brinkman, Cordoba (deposito importante de quesos para ver su calidad); Coronel Charlone, Buenos Aires (queso roquefort); Moldes, Cordoba (queso para exportación) y Centeno, Santa Fe.