Opositores y seguidores del presidente venezolano, Nicolás Maduro, medirán este miércoles sus fuerzas en la calle, entre temores de nuevos brotes de violencia y una agudización de la grave crisis política y económica que sufre el país.
La oposición promete que será «la madre de todas las marchas», la sexta en abril, para exigir elecciones generales y respeto al parlamento, único de los poderes públicos que controla.
La tensión está al tope. En la noche del martes, Maduro anunció la activación de un operativo militar, policial y civil para derrotar un «golpe de Estado», del que acusa a la oposición y a Estados Unidos.
«Estamos en horas cruciales del destino de nuestra patria y voy a estar al frente de esta batalla», manifestó el presidente socialista, acompañado del alto mando político y militar.
Para la oposición, el plan de seguridad «busca intimidar», lo cual, según dijo en un comunicado, «evidencia la fragilidad y el temor al pueblo en la calle».
Aunque los opositores pretenden llegar al corazón de la ciudad, Maduro advirtió de que «el pueblo» tomará las calles y no podrán entrar a esa zona, bastión de los chavistas. «Si la derecha quiere marchar, que lo haga en el este», afirmó.