Al cumplirse el 75° aniversario del terremoto de 1944, en la iglesia de Santo Domingo se ofició una misa en memoria de las 10 mil víctimas que produjo el evento sísmico.
El oficio religioso contó con la presencia del gobernador de la provincia, Sergio Uñac; el intendente de la Ciudad de San Juan, Franco Aranda; el ministro de Hacienda, Roberto Gattoni; diputados nacionales y provinciales, funcionarios de Gobierno y familiares de las víctimas del terremoto.
La misa fue concelebrada por los frayes dominicos José María Rossi y Gabriel Cunsulo y cuando el reloj marcó las 20.52, hora exacta de la ocurrencia del terremoto, dos músicos de la Policía de San Juan efectuaron un toque de silencio.
Seguidamente, el primer mandatario y el intendente de la Capital colocaron una ofrenda de laureles ante la urna que conserva las cenizas de algunas de las personas que perdieron la vida la tarde del sábado 15 de enero de 1944.
En su homilía, fray Rossi recurrió al Evangelio del día para destacar que en la tarde el sismo, Dios estuvo presente en San Juan, primero para recibir a quienes murieron, también para consolar a los desesperados, para iluminar el corazón y fortalecer a los que quedaron, en los sentimientos profundos de solidaridad y de coraje, para ayudar por una parte, y para hacerse fuertes y salir adelante por otra.