Al equipo de Marcelo Gallardo le costó imponer su juego en Córdoba, pero le ganó 2-0 a Estudiantes de Caseros y clasificó a la final de la Copa Argentina.
Pese a que el foco estaba puesto en lo que ocurrirá el próximo sábado 23 de noviembre en la final de la Copa Libertadores ante Flamengo, River debía afrontar un compromiso importante. Esta noche debió medirse con Estudiantes (Caseros) en busca de un lugar en la final de la Copa Argentina. Y a pesar de que el papel no fue bueno, logró conseguir el boleto deseado.
El comienzo del encuentro en el estadio Mario Alberto Kempes pasó lo que muchos creían que iba a pasar: el rival cedió la pelota y River asumió el protagonismo. Tuvo muy buena posesión de la pelota y manejó la mitad de cancha.
Sin embargo, el problema para el Millonario comenzó en los tres cuartos de cancha, cuando debió acudir a la inspiración para poder romper la línea defensiva de Estudiantes (Caseros). Y le costó mucho. La Banda estuvo al menos 40 minutos intentando encontrar un espacio para poder ingresar al terreno rival. Le faltó lucidez y por momentos le fue difícil asociarse bien en tres cuartos de cancha.
¿Por el lado del Pincha? Casi no generaron peligro en el arco de Franco Armani. De hecho, la primera acción ‘de peligro’ fue a los 28 minutos, cuando Campana remató y el arquero de River se quedó con la pelota.
Pese a que El Más Grande no se encontraba cómodo en el partido, sobre el final del primer tiempo logró abrir la cuenta. Tras un córner desde la derecha, Lucas Martínez Quarta cabeceó y Javier Pinola metió un zapatazo para poner el 1-0 y hacer delirar a todo Córdoba.
En la segunda parte, y luego de estar abajo en el marcador, Estudiantes cambió su postura y empezó a arriesgar un poco más. River intentó aprovechar esto porque se abrieron los espacios y el rival no acumuló tanta gente en defensa como en la primera etapa.
Marcelo Gallardo metió mano en el banco de suplentes y a los 35 minutos realizó los tres cambios: puso a Ignacio Scocco por Lucas Pratto; Juan Fernando Quintero por Ignacio Fernández y Jorge Carrascal por Nicolás De La Cruz. De todos modos, las modificaciones tampoco le dio buenas soluciones al equipo, que estuvo muy errático y falto de ideas.