La misión del FMI concluye su visita a la Argentina con la intención de elevar al board en Washington una propuesta que está en sintonía con las necesidades financieras del Presidente y la directora Kristalina Georgieva.
El Presidente reclamó un plan consensuado sin ajuste y la postergación de los pagos hasta 2023, mientras que Georgieva solicitó una hoja de ruta sin default a la vista y un fuerte consenso geopolítico liderado por Estados Unidos y Europa.
Alberto Fernández y la directora gerente están cumpliendo sus compromisos, y apenas falta que los acuerdos cerrados en secreto alcancen la dimensión oficial y pública que sólo conceden las reuniones exitosas en el board del FMI.
En este contexto, el próximo comunicado del Fondo reconocerá la complicación objetiva y material que tiene la Argentina para pagar su deuda externa. Aún se negocia su texto preciso y su sintaxis exacta, pero el significado aparecerá indubitable para los tecnócratas de Washington y los tenedores de bonos soberanos con legislación internacional.
Es decir: sin la postergación de los pagos del FMI y una quita al interés y al capital de los acreedores privados bajo ley Nueva York, Argentina no puede honrar la deuda, la economía jamás crecerá y el default es un peligro inminente.