En el marco de la crisis económica y cambiaria que atraviesa el Gobierno, la vicepresidenta, Cristina Kirchner, escribió una carta donde explicó los motivos de los recurrentes conflictos de nuestro país en torno al dólar. Repasó lo sucedido durante su gestión, mencionó el impacto de la política macrista y llamó a la reflexión de todo el arco político para resolver el problema.
Mientras que los tipos de cambio paralelos amplían la brecha con el oficial, Cristina pidió por un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales. Según su parecer, el bimonetarismo es el problema «mas grave» que tiene nuestro país.
Luego de enumerar los logros durante su mandato y haber reflejado al estabilidad macroeconómica por la que atravesaba el país, Cristina reconoció que un problema irresoluble fue la restricción externa. Por ese motivo, y tras haber sufrido sucesivas corridas cambiarias, surgió «la regulación cambiaria que los medios hegemónicos bautizaron cepo”.
«Dicha regulación establecía un tope para la compra de dólares para ahorro que era de USD2.500 por mes. Si, tal como se lee: USD2.500 por mes. Si la analizamos con perspectiva, la restricción no sólo era razonable, sino que daba cuenta del nivel del poder adquisitivo de ciertos salarios de la época. Muchos compraban dólares y muchos compraban el tope mensual. ¿Quién podría hoy acceder a esos USD2.500 para ahorrar mes a mes? Casi nadie. Sin embargo, por haber establecido dicha restricción cambiaria, nuestro gobierno fue atacado día a día por los medios hegemónicos», apuntó la expresidenta.
El daño que generó Macri
Siguiendo con el análisis, Cristina describió la asimetría de las medidas que tomó el expresidente Mauricio Macri: «Apenas asumió liberó la cuenta capital, eliminó la regulación cambiaria -levantó el cepo- y decidió la apertura indiscriminada de importaciones dando inicio al período de endeudamiento más vertiginoso del que se tenga memoria y que culminó con un inédito préstamo para los argentinos y para el mismísimo FMI de 44 mil millones de dólares». El saldo de esas decisiones fue mortífero para la economía.
«Sin embargo, a pesar de los miles de millones de dólares ingresados al país como deuda, Macri tuvo que reestablecer el denominado cepo cambiario pero con una restricción mucho mayor: sólo podían comprarse para ahorro USD200 por mes -menos del 10% de aquellos tan cuestionados USD2.500-. Después de cuatro años, el gobierno de los empresarios y de la derecha argentina, disparó al infinito el problema de la restricción externa, al endeudar a la Argentina como nunca nadie lo había hecho antes», disparó Cristina.
La encrucijada del bimonetarismo
«Hoy, luego del derrumbe macrista y en plena pandemia, y pese a no tener obligaciones de pago en moneda extranjera en lo inmediato gracias a la reestructuración de deuda llevada a cabo por el Gobierno, con superávit comercial y mayor nivel de reservas en el BCRA que cuando terminó mi gestión, continuamos con la restricción externa de esa moneda -o faltan dólares o hay demasiada demanda- a la que se suma una más que evidente extorsión devaluatoria», sostuvo la vicepresidenta en alusión a la crisis actual. Pero no se quedó allí.
A su juicio, Argentina «es el único país con una economía bimonetaria», ya que «se utiliza el peso argentino que el país emite para las transacciones cotidianas y el dólar estadounidense que el país -obviamente- no emite, como moneda de ahorro y para determinadas transacciones como las que tienen lugar en el mercado inmobiliario». Y agregó: «¿Alguien puede pensar seriamente que la economía de un país pueda funcionar con normalidad de esa manera?».
Por esa razón, Cristina llamó a la reflexión de todo el arco político: «El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos que se operó el 10 de diciembre de 2015. Todos los gobiernos nos hemos topado con él». Y prosiguió: «Unos intentamos gestionarlo con responsabilidad, desendeudando al país en un marco de inclusión social y desarrollo industrial. Otros de orientación inversa -como el de Mauricio Macri- siempre han ´chocado la calesita´ con endeudamiento y fuga. Pero lo cierto es que ese funcionamiento bimonetario es un problema estructural de la economía argentina».
«Tampoco es una cuestión de clase: los dólares los compran tanto trabajadores para ahorrar o para hacer una diferencia que mejore el salario, como empresarios para pagar las importaciones necesarias para hacer funcionar su empresa, para ahorrar y también, bueno es decirlo, para fugar formando activos financieros en el exterior, siendo esta última actitud una de las que más han contribuído a las crisis cíclicas de la Argentina», describió la exmandataria.
Por último, la vicepresidenta sintetizó: «La Argentina es ese extraño lugar en donde mueren todas las teorías. Por eso, el problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla».