Ante una multitud de fanáticos, Cientos de autos y motos siguieron al cortejo fúnebre, mientras un cordón de personas con banderas, camisetas de distintos equipos de fútbol, flores y carteles le dio el último adiós a Maradona. Hubo gritos, aplausos, bocinazos y cánticos.
Al costado del camino había familias enteras, grupos de todas las edades. Algunos llorando al ver pasar el servicio fúnebre. Otros, agradecían al Diez a los gritos, agitando banderas argentinas o camisetas.
Unos 200 efectivos policiales custodiaban desde temprano la zona. A pedido de la familia y por una cuestión de privacidad, el entierro se realizó de manera íntima.