Luego de más de 20 horas de debate, los legisladores aprobaron en general las reformas que impulsa el Gobierno. Durante la tarde del lunes pasaron por el Congreso Karina Milei y Guillermo Francos.
Tras más de 20 horas de debate, la Cámara de Diputados aprobó en general la ley Bases y el paquete fiscal. Fue por 142 votos a favor, 106 en contra y 5 abstenciones. La sesión continúa con la presentación de cuestiones de privilegio y la votación en particular que se realizará por capítulos.
La segunda versión del proyecto de ley Bases alcanzó un hito significativo al obtener la aprobación en general en la Cámara de Diputados. Este logro se materializó minutos antes de las 9 de la mañana. Este avance se debió en gran medida al respaldo mayoritario de los bloques dialoguistas, entre los que se cuentan PRO, UCR, Hacemos, Innovación Federal y MPN.
Sin embargo, aunque se superó este primer obstáculo, el camino hacia la aprobación completa no será sencillo. La discusión sobre los capítulos en particular se vislumbra larga y compleja, ya que aún existen puntos críticos que podrían ser rechazados o modificados. Entre estos puntos se destacan las facultades delegadas para disolver organismos públicos, el impuesto a las Ganancias, el régimen de grandes inversiones, la reforma laboral, los impuestos al tabaco y las privatizaciones.
Antes de la votación en general, Miguel Ángel Pichetto retrucó las críticas de los libertarios a “la política” y aseguró que fue aprobada gracias al esfuerzo de la política. En ese sentido, también le reclamó al Gobierno seguir por el “camino del diálogo constructivo y dejar de agraviar al Congreso”.
La votación registró posturas divergentes, con votos en contra de UxP, el FIT, los socialistas y la diputada cordobesa Natalia de la Sota. Por su parte, los radicales disidentes Facundo Manes, Fernando Carbajal, Marcela Coli y Pablo Juliano se abstuvieron, al igual que Mónica Frade de la CC. Sin embargo, cabe destacar la presencia inesperada de Marcela Pagano durante la votación, quien había estado ausente al inicio de la sesión debido a problemas de salud desencadenados por estrés interno del bloque libertario.
Con el objetivo de evitar los errores del pasado y acelerar el proceso legislativo, el oficialismo logró imponer que el proyecto sea votado por capítulos enteros, sin entrar en el debate artículo por artículo y sin permitir ningún cuarto intermedio. Esta medida generó críticas por parte de la oposición, que la considera una estrategia para opacar el tratamiento y reducir la transparencia del proceso.
A medida que avanzaba la sesión, los ánimos se fueron calmando, aunque no faltaron cruces y acusaciones entre los legisladores. La llegada de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, al Congreso, marcó un punto de inflexión al mostrar apoyo político sin participar directamente en las negociaciones.
El debate se prolongó hasta altas horas de la madrugada, con discusiones intensas sobre puntos clave del proyecto. La facultad otorgada al Poder Ejecutivo para modificar o eliminar competencias de organismos públicos, el impuesto a las Ganancias, el régimen de grandes inversiones y otros temas generaron controversia y división entre los bloques.
En medio de este contexto, la política comenzó a mostrar signos de reordenamiento interno, con fisuras que se abren hacia adelante. La jornada legislativa estuvo marcada por intensas negociaciones y recuentos de apoyos, reflejando la complejidad del panorama político actual.