Tras anotar sus alianzas, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos aguardan con expectativa las elecciones del próximo domingo, cuando las provincias de Santa Fe, San Luis, Formosa y Tierra del Fuego elegirán a sus gobernadores y volverán a dar pistas de los comicios nacionales.
Desde ya, se vislumbra que será una jornada de festejos para el peronismo kirchnerista, debido a que se trata de un año en el que vienen ganando los oficialismos en todas las elecciones provinciales que se realizaron en el año y los comicios programados para este domingo parecen no escapar a esa tónica.
El peronismo gobierna en tres de las cuatro provincias en las que se vota (San Luis, Formosa y Tierra del Fuego) y se encaminaría a retener esos distritos, mientras que en Santa Fe se esperanza con arrebatarle la Gobernación al Frente Progresista que lideran los socialistas y que gestionan
desde hace 12 años consecutivos.
En cambio, la alianza del PRO, la UCR y la Coalición Cívica no prevé un domingo de celebraciones, ya que la mayoría de los sondeos dan a los candidatos de ese espacio en el tercer lugar en Santa Fe y Tierra del Fuego y en el segundo en Formosa.
Juntos por el Cambio deposita una luz de esperanza en lo que pueda suceder en San Luis, donde el panorama se muestra más incierto y el candidato propio, Claudio Poggi, pretende dar la sorpresa aprovechando la ruptura entre los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, quienes pugnarán por la Gobernación.
En este escenario, tanto el kirchnerismo como el macrismo buscarán al día siguiente de los comicios difundir su propia lectura.
Los primeros harán hincapié en que se trata de una ola de triunfos que tendrá su corolario en octubre (presidenciales y provincia y Ciudad de Buenos Aires), mientras que los segundos alertarán que no es correcto «nacionalizar» la realidad de cada provincia y tildarán esas derrotas de «previsibles» ya que se desarrollaron en territorios «desfavorables».