Los primeros días de cada mes, el espacio de comercialización directa que propone Desarrollo Humano, es la excusa perfecta para la compra de productos locales. Almendras y nueces, las estrellas.
Existe un interés creciente por la producción de almendros, basado en las ventajas que poseen todos los frutos secos, como alimentos saludables. Sumado al aumento sostenido del consumo a nivel nacional e internacional, como a los bajos requerimientos de mano de obra, su conservación prolongada y de bajo costo, su ágil comercialización, y sus posibilidades de diversificación en la industria.
En el barrio Portal del Sur, departamento Pocito, Marcela, abre la puerta de su casa y espera con lo mejor de su familia, una mesa servida con frutos secos y un buen mate.
Frutos Secos “Guara”, es la variedad de almendro que sostiene el proyecto familiar, Marcela tiene una sonrisa amable y es apacible cuando relata cómo lleva su vida con un emprendimiento en pleno crecimiento.
En el 2010, decidieron emprender la plantación de 3 hectáreas de almendros en el Quinto Cuartel, luego de tener durante más de 10 años cultivos en fresco, sin los resultados esperados. Con grandes expectativas y a la espera al menos de 5 años para poder disfrutar de la primera cosecha, una helada primaveral tardía, los dejó apenas con algo para recuperar, siendo un total desencanto para la familia Caparros.
Las heladas primaverales son el factor de mayor riesgo de pérdida de producciones, aun cuando el almendro se adapta bien al escenario climático de la provincia de San Juan, altas temperaturas, y vientos zondas, estos vientos aceleran los tiempos de floración del almendro y provocan una mayor exposición a periodos de heladas tardías, frecuentes en el mes de agosto.
“Hay emprendimientos muy bien equipados para las inclemencias y poseen calefactores para prevenir de los fríos, lo nuestro es puro esfuerzo, mi marido y mi cuñado, ponen quemadores para combatir las heladas, pero eso apenas si llega a salvar la situación”, cuenta Marcela.
Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el consumo anual de almendra en nuestro país es de 15.000 toneladas por año, pero en Argentina sólo se producen 2.000, las 13.000 toneladas restantes se importan. Lo que vuelve a la producción de almendro, de una gran potencialidad y muy buena rentabilidad.
“Nos encantaría vivir de esto, por nosotros y por nuestros hijos, que el día de mañana tengan sus estudios pero que sea esto una empresa familiar”, manifiesta Marcela Melero, esposa de Francisco Caparros y mamá de cuatro hijos, Exequiel de 17 años, Juan Ignacio de 15, y los más pequeños Genaro y Lorenzo, que juntos constituyen el emprendimiento “Guara”.
El proyecto forma parte de la rutina de toda la familia, excepto los más pequeños que todavía no pueden ser involucrados. Mientras cada uno está en casa, colabora con alguna parte del proceso de producción, manipulación y envasado de almendras.
“Vendemos en kioscos y almacenes, pero además enviamos a granel, a la provincia de Buenos Aires. La producción anual es de 300 a 400 Kg de pepas por hectárea, es decir, oscila entre los 1.200 a 1.500 kg al año. Nosotros vendemos el doble, lo que obliga a comprarle a productores con la misma calidad de nuestra producción, para no perder la clientela”, dijo Melero.
Con intenciones de mejorar los porcentajes de cosecha para obtener mayor rentabilidad, y animados con la coincidente demanda del producto por nuevos mercados, un creciente consumo, en pastelería, helados, en la industria farmacéutica y cosmetológica, la familia trabaja con energía y sigue apostando por el crecimiento.