En la semana pasada, Donald Trump dijo que el «problema» norcoreano sería «tratado» y el vicepresidente de EE.UU. dijo que los norcoreanos harían mejor en no desafiar «la potencia de las fuerzas armadas de Estados Unidos».
Trump, que el jueves prometió que el «problema» norcoreano sería «tratado», había anunciado anteriormente el envió a la península coreana del portaviones Carl Vinson, escoltado por tres buques lanzamisiles, y habló de una «armada» de submarinos.
El número dos del régimen norcoreano respondió el sábado que su país estaba listo para «responder a una guerra total con una guerra total» y «a cualquier ataque nuclear con un ataque nuclear a nuestra manera».
Mike Pence, que llegó el domingo a Corea del Sur, se desplazó este lunes a la frontera entre las dos Coreas, una de las zonas más militarizadas del planeta.
«Aniquilaremos cualquier ataque y opondremos una respuesta aplastante y eficaz ante cualquier utilización de armas convencionales o nucleares», declaró el vicepresidente, instando a la comunidad internacional a presionar a Corea del Norte.